Un año después de la DANA
“Tristeza, pena, frustración”. Estos son los sentimientos que recuerda Concepción Martínez, trabajadora de Clece, el día en el que todo cambió hace hoy un año. La DANA marcó un antes y un después para miles de personas que, como Concepción, se enfrentaron a uno de los mayores desastres naturales de nuestro país, una catástrofe que se llevó 229 vidas.
Casas arrasadas, coches destrozados, calles devastadas… actualmente, todavía muchos vecinos y vecinas arrastran las secuelas de esta tragedia. Sin embargo, frente a estos sentimientos de desolación se encontraron con una marea de solidaridad a la que, como no podía ser de otra manera, se sumó Corazón y Manos.
“Quiero agradecer el esfuerzo y compromiso de Corazón y Manos y la ayuda otorgada, significó mucho para mí. Gracias por vuestro apoyo incondicional, por vuestra profesionalidad y cariño. Gracias”. Concepción Martínez.
Nuestra asociación, desde el primer momento, puso en marcha un servicio telefónico de atención psicoemocional gratuito, operativo las 24 horas del día, para que cualquier persona afectada pudiese llamar cuando lo necesitase. Con la colaboración de Clece, además, enviamos maquinaria y material de limpieza para responder a esta situación de emergencia: vehículos, mascarillas, botas de agua, palas, motobombas, generadores, hidrolimpiadoras y otros recursos. Asimismo, pusimos a disposición de las personas trabajadoras de la compañía un servicio de asesoría jurídica sin coste para estas, dirigido a la resolución de consultas sobre trámites con el seguro o solicitud de ayudas.
“Quiero agradecer a Corazón y Manos por la ayuda recibida. Gracias a su apoyo, he podido mejorar mi hogar y, con ello, tener una buena calidad de vida”. Sara López.
Tras los días más críticos, y cuando ya se podía acceder a los pueblos damnificados, desde Corazón y Manos y Clece comenzamos a trabajar en una línea de ayudas dirigida a la reconstrucción de los hogares de aquellas personas trabajadoras de la compañía que habían sufrido grandes perjuicios. Con la colaboración de un grupo compuesto por 21 voluntarios, realizamos más de 1.000 llamadas para detectar las viviendas afectadas. Una vez identificados los casos más graves, enviamos a un equipo de técnicos especialistas hasta las localidades de Alcudia, Alfafar, Catarroja, Chiva, Massanassa, Sedavi, Torrent y Xirivella para cuantificar los desperfectos: 16 familias habían sufrido daños severos en sus domicilios, a los que se les envió ayuda directa para su reparación.
“Gracias a vuestra ayuda, hemos empezado, el pasado 1 de octubre, las obras en la fachada de mi casa”. Youssef Abour.
De forma simultánea, el equipo de Corazón y Manos continuó intentando localizar a aquellas personas que no habían respondido a las llamadas de nuestro equipo de voluntarios. Finalmente, conseguimos contactar con otras 31 familias que necesitaban reparar sus viviendas. Una segunda tanda de ayudas que se anunció el pasado 8 de julio en La Huella Social, el evento que organizamos junto con Clece para rendir homenaje a la red de colaboración humana creada por la plantilla de la compañía para plantarle cara a los estragos de la DANA. Un agradecimiento del que recuperamos, en gran parte, a través del siguiente vídeo:
En total, hemos conseguido contribuir directamente a la reparación de 47 hogares, en los que viven más de 150 personas, una ayuda que ha contado con la aportación de Clece y la Fundación ACS.
La solidaridad no termina: Corazón y Manos continúa al lado de quienes más lo necesitan
Nuestra labor continua activa. Desde Corazón y Manos hemos reforzado las sesiones de atención psicoemocional para aquellas personas damnificadas por la DANA en 2024, ofreciéndoles la posibilidad de realizarlas presencialmente.
Además, nuestra asociación permanece alerta ante este tipo de situaciones sobrevenidas. Recientemente, hemos ofrecido el servicio de atención psicoemocional a las personas residentes en las zonas afectadas por las inundaciones acaecidas a principios de octubre en Baleares, Aragón, Cataluña y, de nuevo, a la Comunidad Valenciana.
