Y por fin llegaron a casa

Anaso está nervioso, tremendamente nervioso. Viaja en un vehículo que dispusimos en Corazón y Manos para facilitar el transporte desde Granada al aeropuerto de Málaga y vuelta. Le acompañan dos compañeros de Clece, voluntarios nuestros, que han estado muy pendientes de su caso durante los últimos meses.

Llegan con tiempo suficiente pero Anaso no tiene estomago ni para un café; quiere hacer la espera directamente en la zona de llegada de pasajeros. Incertidumbre, tensión acumulada…ahí está el resultado de meses de trabajo, de trámites con los visados, de certificaciones varias y de reveses como el cierre de fronteras, provocado por la pandemia, que hizo que caducasen los permisos.

El vuelo aterriza puntualmente y la puerta de llegadas del aeropuerto de Málaga – Costa del Sol se abre: Anaso por fin puede abrazar a su familia y conocer por primera vez al menor de sus tres hijos. Nuestros voluntarios, testigos de la emoción del momento, no pueden contener las lágrimas.

El regreso a Granada es enternecedor, Anaso no para de dar las gracias; “gracias, gracias y más gracias”. ¡A nuestros socios, Anaso, a nuestros socios!, son ellos los que posibilitan con su generosidad que podamos ayudarte. La llegada a casa es increíble. A los niños les esperaban sus habitaciones llenas de juguetes donados por compañeros y amigos.

Dentro de unos días podrás ver todo esto que te contamos en un video que ya están preparando nuestros compañeros del departamento de Comunicación. Por delante queda todavía mucho trabajo para los voluntarios de Corazón y Manos; ayudar con trámites burocráticos, la escolarización de los niños, las primeras tutorías, o incluso clases de español para todos…

Anaso, desde Corazón y Manos, os deseamos a toda la familia una vida extraordinaria.