“Aquí los que más ganamos somos nosotros”
“Aquí los que más ganamos somos nosotros”
Esta semana, tal como venimos realizando durante todo el mes de julio, desde Corazón y Manos y Cooperación Internacional ONG seguimos sumado esfuerzos para contribuir a que nuestros compañeros de CLECE procedentes de colectivos vulnerables tengan una vivienda digna. Compañeras víctimas de violencia de género como A.N. y que además han padecido la Covid-19 como R. M. Hoy hemos visitado sus casas, dos de los 15 domicilios sobre los que estamos actuando.
A.N. parece salida de una sesión de paintball, cuando nos abre la puerta. “Es incapaz de quedarse quieta”, nos dice un voluntario con una gran sonrisa y brackets en los dientes. Normalmente todos los equipos de voluntarios están formados por universitarios; este es el equipo más joven, todos tienen 14 años y el próximo curso comienzan 4º de la ESO.
A.N. está emocionada, una historia dura y conmovedora, como la de todas las compañeras que vamos conociendo durante estos días. “Llevan 4 días en casa y hoy terminan, los voy a echar de menos”. Su hijo juega a la videoconsola y recibe consejos de un par de voluntarios que se las saben todas. “Venga chicos, no nos despistemos. Las últimas piedras son las que más cuestan” les anima Álvaro, profesor en un colegio de Alcorcón y coordinador de este gran equipo: “Aquí los que más ganamos somos nosotros. Reparar y pintar paredes es un buen ejercicio para agudizar la sensibilidad hacia los demás. La generosidad ayuda a suavizar el ego a estas edades, te ayuda a comprender el mundo desde otro punto de vista. Pero como me despiste los tengo jugando al Minecraft”. Juan Pablo, Jorge, Hermosillo, Jaime y Paul, tienen mucho mérito. Para estar a las 09:30 pintando hay que madrugar mucho, y a las 13:30 los brazos duelen.; más al cuarto día.
En casa de R.M. la historia se repite con otro equipo de voluntarios. “Todos los días les organizo un piscolabis a eso de las 11:30. Son tan jovencitos y tan amables y aquí hace tanto calor…” La vida de R.M. tampoco ha sido fácil; demasiadas dificultades y reveses. Demasiado miedo. Sus palabras de agradecimiento se tornan en lágrimas de emoción; y son contagiosas. “¿A quién puedo agradecérselo?”, nos pregunta. A todos estos chavales que tienes alrededor, R.M, sólo a ellos.
Puedes ver el proyecto aquí.
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